OPINIÓN - ¡Se puede hacer con las uñas de la imaginación!. JASÓN.

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El “espacio vacío” es una de las reflexiones de Peter Brook, método que básicamente nos habla de un escenario desprovisto de decorados, haciendo del oficio del actor y el director un proceso más comprometido, se debe despojar el escenario de los elementos que no sean estrictamente necesarios para intensificar lo que queda, impregnando la obra de una chispa de vida, logrando así en el espectador una atención del espectáculo; este tipo de teatro hará mella en el espectador y lo obligara a asistir a una función de teatro en otra disposición, cosa que Peter Brook definirá así -“el escenario vacío no cuenta una historia, así que la imaginación, la atención y los procesos mentales de los espectadores son totalmente libres… el vacío permite que la imaginación llene los huecos”-, libertad que ayuda a desarrollar el músculo de la imaginación, que tan atrofiado está en estos días.
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La puesta en escena menos sobrecargada de objetos alentara al actor para dar un manejo más profundo al texto, encontrando en cada palabra la imagen precisa, enfatizara y hará de los juegos teatrales más limpios, en cuanto al director, será un ejercicio de distribución de imágenes claras y para ello deberá conocer a fondo la obra, manejar con exactitud el tono y tiempo de la misma. Todo este proceso requiere de un tiempo de montaje extenso, en el que la investigación será la prioridad, para así acertar en lo que se quiere decir.
Este método sería perfectamente aplicable en nuestro país, estamos acostumbrados a realizar nuestras puestas en escena con las uñas, valiéndonos de recursos mínimos e inmediatos; las políticas culturales nos han marginado, por esto no debemos abandonar los procesos creativos, debemos ser recursivos a la hora de lanzarnos a montar, dejar a un lado las excusas y trabajar al máximo, para esto habría que ahondar en esta teoría, que si la vemos bien, da luces en el camino
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Entonces, ¿por qué no hacerlo? Nuestra imaginación no tiene límites, está ligada a nuestras vivencias o experiencias de la vida, dando la posibilidad de jugar con las convenciones que son propias del teatro, la tarea será alivianarlas, Peter Brook lo reflexiona de la siguiente manera –“todas las convenciones son imaginables, pero depende de la ausencia de formas rígidas”-. Para esto están los directores y actores, el mismo Peter Brook lo dice, -“solo se necesita de un elemento para que el teatro sea teatro, y es el ser humano, materia prima de este arte”-, actores haciendo lo más atinado posible una imitación de la vida, un acercamiento a las vivencias humanas, valiéndose de la palabra y el cuerpo como herramientas fundamentales para crear las convenciones que el espectador procesara en su imaginación.
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