Director y actor de teatro vallecaucano (Buga, 1909 - Bogotá, 1971). Autodidacta, Bernardo Romero Lozano fue orientador y pionero del radio y el teleteatro en Colombia. Desde muy joven se radicó en Bogotá, a donde llegó a vivir en una pensión de estudiantes que tenía una inmigrante española de apellido Lopera. Allí encontró a su futura esposa, Anuncia Pereiro Lopera, conocida como Carmen de Lugo en los medios artísticos. La idea inicial del joven bugueño era estudiar piano en el Conservatorio Nacional de Música, pero después de unos pocos meses contrajo matrimonio, y las responsabilidades del hogar lo obligaron a dejar los estudios para buscar trabajo. Romero comenzó en 1938, cuando el presidente Eduardo Santos lo nombró director del Teatro Colón. En 1940, con la fundación de la Radio Nacional de Colombia, se inició un importante movimiento de renovación teatral a través del radioteatro, inicialmente dirigido por Hernando Vega Escobar. Se conformó un grupo estable de actores, y a partir de 1943 Romero Lozano entró a dirigir; representaron obras de los grandes autores clásicos, nacionales y extranjeros, y también de jóvenes dramaturgos. En 1946 Bernardo Romero Lozano fundó en Bogotá el primer grupo de teatro experimental, el grupo de la Universidad Nacional de Colombia, que, junto con la Compañía de Alta Comedia Elvira TravestiFausto Cabrera (que funcionaba en Medellín) fueron los iniciadores de este género teatral en el país. También por esos años, Romero fue instructor y asesor del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán en materia de manejo de la voz. El 13 de junio de 1954 se inauguró la televisión en Colombia; luego del discurso de apertura del presidente general Gustavo Rojas Pinilla, Romero Lozano dirigió la primera obra que presentó la televisión: E1 niño del pantano, en ella actuaron su esposa Anuncia, su hijo Bernardo y el actor Jaime Monsalve. Encargado del teleteatro, fue enviado por el entonces director de la Televisora Nacional, Fernando Gómez Agudelo, a Buenos Aires, con el fin de contratar un .grupo de actores argentinos para que, además de actuar, enseñaran a los actores colombianos. Romero consiguió los servicios de Pedro Martínez, Axel Anderson, Mary Carmen Gordon y Mabel Jaramillo. Con ellos y con las figuras colombianas del momento, creó un espacio que cumplió las mismas funciones del radioteatro de la Radio Nacional. Con especial énfasis en el teatro clásico y pese a ser emitido en vivo y en directo, el teleteatro presentó una óptima calidad. Todavía se recuerda su adaptación de E1 Proceso de Franz Kafka, montaje en el cual se hizo un despliegue técnico y humano importante que, pese a las carencias y dificultades, fue considerado como obra maestra.
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Bernardo Romero Lozano dirigía el teleteatro junto con Fausto Cabrera. Sin embargo, en 1955 fue contratado el director japonés Seki Sano, quien había sido alumno y colaborador de Stanislavsky y era, en ese momento, uno de los cinco primeros maestros de teatro del mundo occidental. Su contratación, realizada en México por intermedio del gobierno nacional y bajo los buenos oficios de Jorge Luis Arango, se debió al hecho innegable de que Romero Lozano se encontraba muy ocupado adaptando, preparando y montando el teleteatro, mientras que la preparación de actores estaba totalmente abandonada. A su llegada en septiembre de 1955, Seki Sano organizó la Escuela de Artes Escénicas, dependiente de la Televisora Nacional, donde se iba a continuar la formación y adiestramiento profesional de los actores de televisión y teatro. Para el primer curso se inscribieron más de cien actores y aficionados, los mismos que fueron por años las estrellas más fulgurantes de la pantalla chica y el teatro colombiano. Ellos recibieron una preparación dramática moderna y técnica, sin precedentes, y una enorme dosis de entusiasmo; los más cercanos colaboradores y más aventajados alumnos de Seki Sano fueron Fausto Cabrera y Santiago García. Esta nueva situación molestó a Romero Lozano, pues pensó que iba a ser desplazado de su lugar de preeminencia. Romero vio en el maestro japonés una verdadera competencia y por eso en un acto de macartismo criollo, más envidioso que ideológico, organizó, junto con el declamador Víctor Mallarino, un movimiento cuyo objetivo era sacar a Seki Sano del país, argumentando que el japonés adelantaba labores de proselitismo marxista. Seki Sano fue deportado tres meses después y se radicó en México. Bernardo Romero Lozano siguió dirigiendo el teleteatro hasta 1958, cuando se inició la época comercial de la televisión colombiana. Se vinculó, entonces, a la nueva estructura en carácter de asesor y, a veces, como actor y adaptador, con cierto aire de patriarca. En octubre de 1964 participó en el sexto congreso de la Federación Internacional de Artistas (FIA), realizado en México. Los periodistas del espectáculo crearon, en su honor, el premio Ondra Especial "Bernardo Romero Lozano". Por muchos años, Romero ganó el desaparecido premio Nemqueteba y figuró como miembro fundador del Círculo Colombiano de Actores (CICA). En el año de su muerte, era el representante del presidente de la República a la junta directiva del Instituto Colombiano de Cultura (COLCULTURA); y unos días antes de su deceso, terminó su participación como actor en la filmación de María, de Jorge Isaacs, obra que tiempo atrás había adaptado para la radio. Romero Lozano escribió un drama, Doña Inés vuelve al convento, y un ensayo crítico, Lo que nos queda de Víctor Hugo.
Bernardo Romero Lozano dirigía el teleteatro junto con Fausto Cabrera. Sin embargo, en 1955 fue contratado el director japonés Seki Sano, quien había sido alumno y colaborador de Stanislavsky y era, en ese momento, uno de los cinco primeros maestros de teatro del mundo occidental. Su contratación, realizada en México por intermedio del gobierno nacional y bajo los buenos oficios de Jorge Luis Arango, se debió al hecho innegable de que Romero Lozano se encontraba muy ocupado adaptando, preparando y montando el teleteatro, mientras que la preparación de actores estaba totalmente abandonada. A su llegada en septiembre de 1955, Seki Sano organizó la Escuela de Artes Escénicas, dependiente de la Televisora Nacional, donde se iba a continuar la formación y adiestramiento profesional de los actores de televisión y teatro. Para el primer curso se inscribieron más de cien actores y aficionados, los mismos que fueron por años las estrellas más fulgurantes de la pantalla chica y el teatro colombiano. Ellos recibieron una preparación dramática moderna y técnica, sin precedentes, y una enorme dosis de entusiasmo; los más cercanos colaboradores y más aventajados alumnos de Seki Sano fueron Fausto Cabrera y Santiago García. Esta nueva situación molestó a Romero Lozano, pues pensó que iba a ser desplazado de su lugar de preeminencia. Romero vio en el maestro japonés una verdadera competencia y por eso en un acto de macartismo criollo, más envidioso que ideológico, organizó, junto con el declamador Víctor Mallarino, un movimiento cuyo objetivo era sacar a Seki Sano del país, argumentando que el japonés adelantaba labores de proselitismo marxista. Seki Sano fue deportado tres meses después y se radicó en México. Bernardo Romero Lozano siguió dirigiendo el teleteatro hasta 1958, cuando se inició la época comercial de la televisión colombiana. Se vinculó, entonces, a la nueva estructura en carácter de asesor y, a veces, como actor y adaptador, con cierto aire de patriarca. En octubre de 1964 participó en el sexto congreso de la Federación Internacional de Artistas (FIA), realizado en México. Los periodistas del espectáculo crearon, en su honor, el premio Ondra Especial "Bernardo Romero Lozano". Por muchos años, Romero ganó el desaparecido premio Nemqueteba y figuró como miembro fundador del Círculo Colombiano de Actores (CICA). En el año de su muerte, era el representante del presidente de la República a la junta directiva del Instituto Colombiano de Cultura (COLCULTURA); y unos días antes de su deceso, terminó su participación como actor en la filmación de María, de Jorge Isaacs, obra que tiempo atrás había adaptado para la radio. Romero Lozano escribió un drama, Doña Inés vuelve al convento, y un ensayo crítico, Lo que nos queda de Víctor Hugo.
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Otra actividad importante suya fue la organización de tertulias en su casa, durante los años cuarenta y cincuenta; allí acudían los poetas, escritores, pintores y artistas no sólo consagrados, sino también los que comenzaban su periplo en el campo de las artes.
JOSÉ EDUARDO RUEDA ENCISO
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Bibliografía
González Cajiao, Fernando. "El proceso del teatro en Colombia". En: Manual de Literatura Colombiana. Bogotá, Planeta-Procultura, 1988, Vol. II, pp. 665-773. Téllez Blanco, Hernando. Veinticinco años de televisión colombiana. Bogotá, Radio y Televisión Interamericana (RTI), 1979.
Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.
González Cajiao, Fernando. "El proceso del teatro en Colombia". En: Manual de Literatura Colombiana. Bogotá, Planeta-Procultura, 1988, Vol. II, pp. 665-773. Téllez Blanco, Hernando. Veinticinco años de televisión colombiana. Bogotá, Radio y Televisión Interamericana (RTI), 1979.
Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.
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