Santiago García ha estado en escenarios nacionales e internacionales desde los sesenta.
El Ministerio de Cultura le dio ese galardón y el Concejo de Bogotá le otorgó su Cruz de Oro.
A pesar de su apariencia de abuelo bonachón, Santiago García sigue siendo el rebelde que debutó como director del teatro La Candelaria, en junio de 1966. Lo acompañaba un grupo deslumbrante que apenas despuntaba en las tablas colombianas: Patricia Ariza, quien continúa a su lado en La Candelaria; Carlos José Reyes, Edy Armando y Miguel Torres, estos, tres de los más consagrados dramaturgos colombianos.
Eran los días de las rosas en la boca de los fusiles, la utopía. La juventud estaba cargada de energía y los actores de entonces no tenían que (como los de ahora) dedicar la tarde a conseguir el dinero que su oficio no le brinda a la supervivencia urbana.
Hoy, cuando la moda les sugiere otros miles de caminos a los artistas jóvenes, La Candelaria sigue siendo un templo del inconformismo y el arte contestatario. Por sus sillas desfila, fiel, una cofradía de seguidores que, como se dice en las calles del viejo barrio, no los ha dejado morir. Han pasado cuatro décadas desde que con 'Los soldados', adaptación que Carlos José Reyes hizo de 'La Casa Grande', de Álvaro Cepeda Samudio, García se entregó a la tarea de dirigir.
Antes de eso, había trabajado durante seis años con el Teatro Estudio de la Universidad Nacional. "Considero que junto al Teatro Matacandelas, de Medellín, el Teatro Experimental de Cali, El Teatro Libre, La Mama y El Local estamos dándole un lugar de honor, a nivel mundial, a nuestro país", asegura antes de pedir disculpas porque pudo habérsele escapado alguna propuesta interesante.
Jairo Aníbal Niño, Enrique Buenaventura y Carlos José Reyes son, en su concepto, los autores más destacados. De su propia obra teatral prefiere no emitir juicios de valor artístico. Sin embargo, reitera su opinión de que "la poesía es una de la opciones más bellas que puede tomar un ser humano".
Para Santiago García, Colombia está a la vanguardia en el teatro iberoamericano, gracias a las propuestas de los grupos que llevan varias décadas de trabajo "constante y consecuente". Este año, México, España, Inglaterra, Alemania, Perú, Ecuador y otros países están en la agenda de La Candelaria y varios de sus grupos colegas. "Nos reconocen como gestores del arte teatral del continente", afirma él.
"No estamos en contra del teatro comercial, es otra propuesta válida con público y espacios propios. Nosotros preferimos mantenernos como una alternativa y una búsqueda de nuestra propia identidad. El camino de la imitación no conduce al arte", argumenta García. Él, por su parte, también se ha puesto el traje de actor y dramaturgo. "En las lecturas que frecuento, me hallo con algunos aspectos que me han estado rondando en la rutina teatral, con los cuales se entrevé la posibilidad de que ese texto, o textos que estoy leyendo, originen un futuro libreto de teatro", ha afirmado para explicar su decisión de hacer una adaptación de 'El Quijote de La Mancha', en el año 2002.
Hoy -y desde hace ya un buen rato- la militancia ideológica es estigma para muchos artistas. Santiago García lo sabe. Sin embargo, tiene la valentía y el oficio necesarios para afirmar que la propuesta de La Candelaria es arte destinado a permanecer, más allá de los debates políticos que se puedan librar fuera de escena.
"Nuestra propuesta ha sido, desde el inicio, un teatro experimental que ha encontrado un público propio y satisfecho". Lo cierto es que, este mes, el Teatro Colón debe ser el escenario en el que Santiago García reciba una nueva distinción nacional. Germán Téllez y Beatriz González compartirán, junto a él, el premio 'Vida y Obra' del Ministerio de Cultura.
Además, en junio de este año, el Concejo de Bogotá lo premió con la Cruz de Oro por su trayectoria. Él, al respecto de las distinciones, es claro. "Las medallas son un excelente reconocimiento, pero lo cierto es que el teatro La Candelaria tiene un déficit de más de 100 millones de pesos anuales. Vivimos del aire y de las ganas de hacer teatro". Por eso, el arte sale a flote. "Nos damos el lujo de tener, desde nuestro inicios, una sede propia y un repertorio nuestro que nos da la posibilidad de mantener un grupo de actores constante", asegura.
Y sí. Del grupo de diecisiete actores, cuatro están desde la fundación de La Candelaria. Él mismo, Patricia Ariza, Francisco Martínez y Fernando Mendoza. Una verdadera hazaña que se suma a otra más: seis de las obras de La Candelaria ('El Quijote', 'En la raya', 'El paso', 'De caos y de cacaos', 'Nayra' y 'Antífona') conforman la temporada que, a mitad de año, agotó boletería con anticipación.
"El esfuerzo, las serias intenciones de establecer una dramaturgia nuestra y la elaboración de una obra original le han dado validez al teatro colombiano", asegura en la casona de la calle doce con carrera segunda, "donde se han escenificado, en cuatro décadas de escueto amor al arte, ciento cincuenta y seis obras; veintidós de las cuales han sido de nuestra autoría colectiva y otras doce de actores del grupo", concluye García.
Hoy, cuando la moda les sugiere otros miles de caminos a los artistas jóvenes, La Candelaria sigue siendo un templo del inconformismo y el arte contestatario. Por sus sillas desfila, fiel, una cofradía de seguidores que, como se dice en las calles del viejo barrio, no los ha dejado morir. Han pasado cuatro décadas desde que con 'Los soldados', adaptación que Carlos José Reyes hizo de 'La Casa Grande', de Álvaro Cepeda Samudio, García se entregó a la tarea de dirigir.
Antes de eso, había trabajado durante seis años con el Teatro Estudio de la Universidad Nacional. "Considero que junto al Teatro Matacandelas, de Medellín, el Teatro Experimental de Cali, El Teatro Libre, La Mama y El Local estamos dándole un lugar de honor, a nivel mundial, a nuestro país", asegura antes de pedir disculpas porque pudo habérsele escapado alguna propuesta interesante.
Jairo Aníbal Niño, Enrique Buenaventura y Carlos José Reyes son, en su concepto, los autores más destacados. De su propia obra teatral prefiere no emitir juicios de valor artístico. Sin embargo, reitera su opinión de que "la poesía es una de la opciones más bellas que puede tomar un ser humano".
Para Santiago García, Colombia está a la vanguardia en el teatro iberoamericano, gracias a las propuestas de los grupos que llevan varias décadas de trabajo "constante y consecuente". Este año, México, España, Inglaterra, Alemania, Perú, Ecuador y otros países están en la agenda de La Candelaria y varios de sus grupos colegas. "Nos reconocen como gestores del arte teatral del continente", afirma él.
"No estamos en contra del teatro comercial, es otra propuesta válida con público y espacios propios. Nosotros preferimos mantenernos como una alternativa y una búsqueda de nuestra propia identidad. El camino de la imitación no conduce al arte", argumenta García. Él, por su parte, también se ha puesto el traje de actor y dramaturgo. "En las lecturas que frecuento, me hallo con algunos aspectos que me han estado rondando en la rutina teatral, con los cuales se entrevé la posibilidad de que ese texto, o textos que estoy leyendo, originen un futuro libreto de teatro", ha afirmado para explicar su decisión de hacer una adaptación de 'El Quijote de La Mancha', en el año 2002.
Hoy -y desde hace ya un buen rato- la militancia ideológica es estigma para muchos artistas. Santiago García lo sabe. Sin embargo, tiene la valentía y el oficio necesarios para afirmar que la propuesta de La Candelaria es arte destinado a permanecer, más allá de los debates políticos que se puedan librar fuera de escena.
"Nuestra propuesta ha sido, desde el inicio, un teatro experimental que ha encontrado un público propio y satisfecho". Lo cierto es que, este mes, el Teatro Colón debe ser el escenario en el que Santiago García reciba una nueva distinción nacional. Germán Téllez y Beatriz González compartirán, junto a él, el premio 'Vida y Obra' del Ministerio de Cultura.
Además, en junio de este año, el Concejo de Bogotá lo premió con la Cruz de Oro por su trayectoria. Él, al respecto de las distinciones, es claro. "Las medallas son un excelente reconocimiento, pero lo cierto es que el teatro La Candelaria tiene un déficit de más de 100 millones de pesos anuales. Vivimos del aire y de las ganas de hacer teatro". Por eso, el arte sale a flote. "Nos damos el lujo de tener, desde nuestro inicios, una sede propia y un repertorio nuestro que nos da la posibilidad de mantener un grupo de actores constante", asegura.
Y sí. Del grupo de diecisiete actores, cuatro están desde la fundación de La Candelaria. Él mismo, Patricia Ariza, Francisco Martínez y Fernando Mendoza. Una verdadera hazaña que se suma a otra más: seis de las obras de La Candelaria ('El Quijote', 'En la raya', 'El paso', 'De caos y de cacaos', 'Nayra' y 'Antífona') conforman la temporada que, a mitad de año, agotó boletería con anticipación.
"El esfuerzo, las serias intenciones de establecer una dramaturgia nuestra y la elaboración de una obra original le han dado validez al teatro colombiano", asegura en la casona de la calle doce con carrera segunda, "donde se han escenificado, en cuatro décadas de escueto amor al arte, ciento cincuenta y seis obras; veintidós de las cuales han sido de nuestra autoría colectiva y otras doce de actores del grupo", concluye García.
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